EAST SIDE GALLERY

Dedicado a las víctimas de un genocidio silencioso. 
 (EAST-SIDE GALLERY, BERLIN...FOTOGRAFIA ORIGINAL)

(EAST-SIDE GALLERY, BERLIN...FOTOGRAFIA PARCIALEMENTE FICTICIA)

LIBERTAD.

Soy protaurino, entendiendo como tal el estar a favor de las corridas de toros, aunque entiendo la postura opuesta. Entiendo que existan seres humanos que se identifiquen en una corrida con el cuadrúpedo y sientan su dolor...y aunque no lo comparto, lo entiendo y los admito como portavoces de unos seres vivos que son incapaces de comunicarse verbalmente.

Estoy en contra del aborto, en todas sus facetas, tal vez sea por eso por lo que he pintado el cuerpo de una mujer y dos corazones, el suyo y el del ser que lleva dentro. No entiendo que pueda ponerse fin a la vida de ese ser vivo ante la excusa de formar parte del cuerpo de la mujer que lo lleva en su interior y en pro de una libertad mal entendida...Y es que todo SER engendrado resulta único en su genética, bien distinta a la de sus progenitores desde su origen, en el segundo 1 y no a las 12 o 22 semanas. Parece lógico pensar que la LIBERTAD de esos seres vivos debe protegerse igual.

Como en una corrida, hay observadores de un embarazo que se identifican con el pequeño y se hacen portavoces de aquellos...dando la PALABRA a aquellos seres que no la tienen, palabra empleada para derribar muros.

Yo era protaurino.

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La East Side Gallery o galería del lado este, es una sección de 1,3 kilometros de largo de pared cercano al centro de Berlín. Aproximadamente 106 cuadros de artistas de todo el mundo cubren este memorial para la libertad siendo a su vez la mayor galería al aire libre en el mundo.

El muro de Berlín, también llamado por unos Muro de Protección Antifascista» o «Muro de la vergüenza» por otros fue derribado en 1989, poniendo punto y final a veintiocho años de separación. El mundo pudo por fín respirar tras una guerra fría larga y tensa.

Tras la caida del muro, el deseo de no volver a ver otros muros levantados...Pero fue solo esto...un deseo si miramos a nuestro alrededor. Y es que no hablaré de aquellos muros visibles como el de cisjordania o el marroquí, sino que hablaré de esos otros muros invisibles que establecemos ante los demás cuando no nos gusta lo que dicen, piensan o sus ideas no encajan con las nuestras.

Estos últimos, los invisibles acaban en ocasiones manifestándose como los visibles en forma de leyes, unas leyes hechas para servir paradójicamente de protección antifascista.

¿Seré un dadaista auténtico pintando en el muro de la LIBERTAD?

8 comentarios:

  1. Bien expuesta tu reflexión, en cuanto al aborto no tenemos ninguna duda, y lo de corridas de toros, desde niña que me gustaron , exceptocuando,clavaban las baderillas, el picador, le tenía una mania extrema,recuerdo que le insultaba muy indignada y al matador, pobrete, me daba pena que el toro lo conease. fuerzas muy desiguales que el hombre igualó con ese martirio necesario para poderlo torear. Me gusta la fiesta por su colorido, pero que al haber esa tortura al toro, la desmerece llamarla Fiesta.
    con ternura.
    sor.cecilia

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  2. Estimada S.Cecilia...Gracias.

    Me has recordado una historia, aquella que decía que si le das a un niño una manzana y un conejo, es muy improbable que éste se coma el conejo y juegue con la manzana...

    Sobre el genocidio silencioso hay mucho de lo que seguir hablando.

    sds!

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  3. Yo diría que la clave está en esos corazones que ha pintado usted. El corazón puede ser considerado como una víscera -entonces tiene que ver con los productos de casquería como los riñones o las criadillas- o puede considerarse como un símbolo del ser humano -entonces tiene que ver con el alma y con la interioridad-.
    Si yo fuera capaz de identificarme con un toro -aunque fuera en cuanto ser vivo- inmediatamente dejaría de comer no solo carne sino incluso hierbas o -conociendo mi voracidad sería lo más probable- empezaría a pensar que la antropofagia no tiene nada de malo.
    Pero no puedo identificarme con los toros ni con los pulgones ni con las mariposas. Suelo bendecir a los bichos en San Antón como bendigo los alimentos antes de zampármelos, dando gracias a Dios por su amorosa Providencia.
    Si alguien -engañándome- me sirviera un feto humano bien cocinado podría elogiar el bocadillo. Pero si luego me revelara la verdad a duras penas podría dejar de maldecir al cocinero.

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  4. Estimado DJ...Efectivamente: dos corazones, dos vidas.

    La empatía animal no nos afecta a todos por igual...no se preocupe y siga disfrutando de la fiesta, que es bien bonita, pero es que a partir de ahora, piense que tal vez haya que proponer la incorporación de gradas y pasodobles en los mataderos, exentos éstos de toda polémica.

    En cuanto a los gustos culinarios, total coincidencia...Prefiero un buen estofado de toro a la 'nouvelle cuisine' aun cuando pudiera ser exquisita...Ahora, si algún día toca probar me acordaré de ud. y no comeré hasta estar bien seguro de lo que es.

    Gracias y sds!

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. No hay que deshacerse del TORO HISPANO aunque avergoncemos a algunos y se sonrojen con sólo pensar que somos unos asesinos de inocentes animales desde la época inmemorial de los TOROS DE GUISANDO (esperemos que estas almas cándidas estén a favor de que nazcan nuestros niños, como comenta Ud. y en contra de su asesinato masivo y sin defensa porque no tienen para defenderse ni cuernos, como pasa en el ABORTO).

    Los primeros moradores de la Piel de Toro verían los posibles nacimientos de sus niños como lo mejor para su tribu. Luego corrían como podían detrás del toro y harían el bestia ¡yo qué sé! pero ... hay diversos modos de hacer el bestia y el peor de ellos ha de ser el suicida.

    El anterior comentario me había quedado demasiado largo y este aún así.¡Ah! y decir que me encanta la vida y por ello que a los animales no haya que sacrificarlos, pero casi todo el mundo los mastica y en las corridas mueren defendiéndose no guillotinados por ejemplo. Ya volveremos con ellos de la mano a casa.

    Hasta otra, saludos

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  7. Las corridas de toros son un signo de civilización y de humanidad. Puede parecernos odiosa la civilización y podemos declararle la guerra a la humanidad, pero es así.
    Ese amor -desordenado- a los animales que ha llenado nuestras ciudades de peluquerías y de cementerios para mascotas y de abortorios es también un signo de civilización, aunque inhumana.
    San Francisco iba poquísimo a los toros y llamaba hermano al lobo, pero también llamaba hermano al fuego del cauterio que quemó sus ojos. No, no era de especie moderna de hombre sensiblero que cuela el mosquito y se traga el camello. Él no convirtió el NO MATARÄS en esa filosofía tan querida por el hedonismo postmoderno que salva a las focas y manda a los hombres al infierno.

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  8. ¡Muy bien dicho, Maese Javier!

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