(¡Por todos los santos!)-2011 |
Y es que esta clergyman de máscara africana no es santa pues, -además de...- aún sigue viva y siendo solo rectora de sí misma, su MANIFIESTO solo puede consistir en que es de asco e injusticia la crítica a la actuación de aquellos que actuaron en la capilla de la Universidad Complutense de Somosaguas...Solo puede consistir en que es de asco e injusticia la elección de la oportunidad del lugar y su materialización en éste, pues -como lugar de CULTO para otros seres - acaba convirtiendose en un mero aplastamiento a otras sensibilidades...
El beso de dos lesvianas desnudas en un altar...¡ASCO DE FANATISMO DEPORTIVO-RELIGIOSO!
¡VIVAN LAS CAPILLAS!
En homenaje a todos los santos y a un amable rector de un santuario mariano que, aún cuando aún no lo es, sería de mi agrado que lo fuera pues -dejando a parte que él sería feliz-, tal vez pudiera, solo entonces, colarme en su reino de los cielos un ratito.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo pidas respeto a las sensibilidades de los demás a las raposas. Ellas están vendidas y compradas todas.
ResponderEliminarSaludos.
Estimada Eleonora
ResponderEliminarCreeme si te digo que soy consciente de que solo por pedir clemencia, una raposa no deja de zamparse a su presa...
Y es que lo que has leido solo es un manifiesto más: mi manifiesto...Y es que solo hablo de mí porque no quiero convencer a nadie.
Gracias y sds!
Pues hoy mismo, como consta en mi diario y en otros documentos que he firmado para conste, un amable jurista de Madrid se ha sentado en Villena ante mí -nos separaban un yintonic (gin-tonic según el DRAE que llama güisqui al whisky) y una copa de magno y una mesa- y me ha hecho estas preguntas:
ResponderEliminar"¿Quién es ese dadaísta que comenta en su blog? ¿Es un cura?"
Acto seguido le ha dado un tiento al yintonic y yo he aprovechado para darle un tiento al Magno. Solamente nos separaba la mesa:
"No, señor -le he respondido- no es un cura sino un conde de Hungría -concretamente de la parte de Transilvania- que se disfraza de arcediano.
¡Oh!-ha exclamado, incrédulo, el jurista.
Y, acto seguido, ha tomado el tren y se ha vuelto a Madrid.